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Capítulo 12.

Los últimos meses fueron una locura total, el cumpleaños del pelirosa se vio afectado porque da la casualidad que sus celos se alinearon y no pudieron hacer una celebración con sus amigos, pero entre las cuatro paredes sí hubo una muy buena fiesta.

La primavera los abrazaba, el sol era radiante, los días más largos y al fin las flores empezaban a mostrar sus colores dando alegría a sus días.

A Jimin le encantaba pasear por un parque que quedaba cerca del apartamento de Jungkook, es que estaba enamorado de esos árboles con flores rosadas que abrían camino al lado del sendero que los llevaba a un pequeño lago.

Jungkook le pidió verlo para merendar juntos, lo divisó a lo lejos, su alfa estaba de espaldas admirando el casi atardecer, sentado sobre una manta y unas cuentas cosas alrededor.

Los músculos de sus brazos sostenían el peso de su cuerpo, Jimin los amaba y más cuando era a él a quien sostenían.

Por la unión de la mordida sintió la felicidad en su alfa, apresuró sus pasos inclinándose por detrás para besar sus mejillas.

—Hola, alfa.

—Hola, amor —tomó su mano para ubicarlo cerca de él y admirar el atardecer.

El cielo se pintaba con los últimos rayos del sol, las aguas calmas del pequeño lago emitían pequeñas ondas que hacían brillar los destellos de los colores del cielo.

—Jimin...

El pelirosa se acomodó a su lado posando su rostro sobre su hombro, al rozar su nariz con los remolinos de su cabello Jungkook cerró los ojos dejando que el olor de su alfa fuera directo a sus fosas, sonrió cuando un llegue a vainilla y canela le inundó.

Acarició su marca haciendo estremecer a su alfa, siempre que la besaba o le daba pequeños toques, parecía que se derretía en sus manos.

Se incorporó para sentarse derecho frente a Jimin, sacó de su sudadera una pequeña caja y la jugó en sus manos.

El alfa de ojos verdes guardó silencio, ya estaba acostumbrado a los detalles y regalos que Jungkook le daba todo el tiempo.

—¿Cuánto tiempo estás dispuesto a pasar con este loco alfa?

—Todo lo que la vida me permita.

—Entonces...

Jimin lo miró directamente, dejando ver su linda sonrisa y mirada dormilona —¿Qué sucede?

Jungkook se hincó tomando la cajita para abrirla y dejar ver un lindo anillo.

—¿Me darías el honor de ser llamado tu esposo?

El alfa dejó caer unas cuantas lágrimas y se le abalanzó haciéndolo caer hacia atrás.

—¿Eso es un sí? —preguntó con una gran sonrisa.

—Por supuesto que es un sí, siempre será un sí.

—Gracias, amor.

—Kook...

—¿Tan rápido te arrepentiste?

—No, no seas tonto —sonrió sacando un sobre tendiéndoselo.

—¿Qué es esto?

—Ábrelo —el pelinegro lo miró sospechoso, su lobo algo emocionado, creyendo saber que era.

Jungkook permaneció en silencio con el sobre en las manos, Jimin se acercó recostándose en su pecho —Considero que en algún tiempo podremos escuchar su corazón.

Atontado buscó sus labios sin saber qué decir, pero no eran necesarias las palabras que por medio del lazo sentía todas las emociones de su alfa —Tu olor cambió hace días, hueles mejor que nunca —dijo emocionado.

—Lo sé —los ojos de Jimin se cristalizaron, estaba muy feliz, pero también triste porque el otro día habló con sus padres y estos al ver la mordida en su cuello enfurecieron con él, le dijeron muchas cosas que lo hirieron.

Entre ellas, que era una vergüenza para su casta, pero ahora Jimin tenía a Jungkook y eso era todo lo que necesitaba.

—Seremos padres —canturreó el pelirosa.

—Te amo, amor.

Pasaron toda la tarde juntos, por la noche decidieron hacer una cena para contarles a sus amigos lo de su compromiso.

Los primeros en enterarse fueron el castaño y su omega, gracias a que Hoseok tomó sus manos para saludarlo.

Taehyung venía con un enorme trozo de pastel de arándanos —Aún así, si ya tenías su mordida.

Hoseok le pellizcó la pierna —Felicidades, Jimin, ambos estamos muy felices por ti.

—Nos queremos en todas las formas posibles —Jungkook le hizo una mala mirada al castaño.

Taehyung lo ignoró dejando en las manos de su esposo el trozo restante y tomó en sus brazos al pelirosa para felicitarlo, siempre lo ha querido y cuidado como si de un hermano menor se tratara.

Justo el timbre sonó y el pelinegro fue a recibir a sus amigos.

Jungkook se acercaba con la familia de Namjoon, al ver que Taehyung aún sostenía a Jimin, bufó —Basta ya mucho amor, deja a mi alfa en paz.

—Vamos, no seas celoso, es como mi hermano pequeño y hablando de eso... —soltó a Jimin y puso un rostro de seriedad—. Cuida a Jimin, es un gran alfa, es como nuestra familia y no permitiremos que nada le pase.

—Taeee —se quejó Jimin.

Jungkook lo atrajo abrazándolo —Gracias por preocuparte y cuidar de él todo este tiempo.

—Ni que lo digas, lo amamos, ¿verdad, Hobi?

—Así es —respondió él terminando el pastel que su alfa le había dado a guardar—. Jimin forma parte de nuestra familia y siempre habrá lugar para ustedes cuando quieran ir a casa.

Ambos agradecieron, en tanto Seokjin carraspeó llamando la atención de todos, Jungkook era algo territorial y se olvidó de la pobre pareja cuando vio a Taehyung acercarse de nuevo a su alfa.

Jimin estaba por separarse de su alfa y este lo detuvo sujetándolo de la cintura. Todos rieron.

—Hola, gracias por invitarnos —se acercó abrazando y saludando, Namjoon se quedó atrás con la pequeña cachorra que lucía un poco tímida.

La atención fue desviada a la linda omega y olvidaron por unos momentos el motivo de la invitación.

Taehyung fue hasta ellos extendiendo sus manos para poder cargarla, la pequeña le tomó un cariño especial, Hoseok traía un nuevo moño de obsequio, era algo que la pareja hacía cada que la veían, a la cachorra le encantaba usar accesorios y ellos se desvivían por darle todo lo que venían y que creyeran que fueran perfecto para Jia.

Después de la cena Jungkook dejó que Jimin les diera la buena noticia, Taehyung se lanzó a sus brazos llorando emocionado y tanto Namjoon como Seokjin los felicitaron deseándoles lo mejor.

—Estoy tan contento de que seas tan feliz, Jimin —Taehyung seguía pegado al alfa.

—Gracias, amigo, te quiero mucho.

—Yo también —se limpió las lágrimas—. Cualquier cosa que necesites cuentas con Hoseok y conmigo.

—Gracias, igual ustedes.

Jungkook se acercó tomando a Jimin para abrazarlo y mantenerlo cerca de él.

Seokjin fue hasta donde ellos para abrazar al pelirosa, cuando dio un pequeño grito saltando emocionado señalando su mano —¡Por la luna! ¿Se comprometieron? Al fin te lo dio.

Jungkook les comentó algo pidiendo algunos consejos.

Ruborizado, Jimin levantó la mano mostrando el anillo, el omega chilló emocionado corriendo para ir a abrazarlos —Felicidades, me alegro tanto por ustedes.

—Gracias, Seokjin, eso íbamos a decirles hace rato, pero se nos pasó cuando empezamos a saludar a Jia.

—Me alegro tanto por ambos.

—Jungkook, tú lo sabías —Namjoon afirmó refiriéndose al embarazo, yendo hasta él para felicitarlo.

—Percibí el cambio de olor hace unos días, pero Jimin estuvo un poco nervioso, así que fue mejor que lo corroborara —depositó un casto beso en la mejilla del pelirosa.

—En hora buena hermano —le palmeó la espalda de forma cariñosa.

—Todos estamos muy felices por ustedes, este será el más grande evento que organizaremos —Taehyung comentó emocionado.

—Estuvimos hablando y llegamos al acuerdo que sea cerca del invierno, Jimin ama el invierno —el pelinegro comentó cuando todos se dirigían al comedor para ir por un poco de postre.

—Ya tengo algunas ideas en mente, cuando pueda las voy a organizar para que vean y me den su opinión.

Entre pláticas y risas terminaron de comer, al pasar la noche los demás se fueron a sus hogares dejando a Jungkook y Jimin en lo que ahora era su hogar.

Los días avanzaron y con ellos los cambios de estación. El otoño llegó, los árboles se pintaban con ocres, amarillos y rojizos.

Era la estación más dulce para Jimin, la amaba porque a pesar de todo tenía lindos recuerdos y además Jungkook estaba a su lado, siempre abrigándolo, cuidándolo y protegiéndole.

Amaba a su alfa siempre tan cariñoso y amoroso, a los pocos días de enterarse de su embarazo su alfa le sorprendió un día que llegó temprano a casa.

Percibió el olor fuerte de Jungkook en toda la estancia, pensó que su celo se había adelantado, pero cuando llegó a la habitación lo encontró de pie frente a un gran y enorme nido.

Para el pelinegro no pasó desapercibido el brillo en los ojos de Jimin cuando pasaban por las ventanas donde tenían cosas específicas para nidos, o la simulación que el pelirosa un día hizo en casa creyendo que Jungkook no se dio cuenta.

—Kook...

—Bienvenido a casa, amor —se dio vuelta con una gran sonrisa en el rostro.

—Pero...

—¿Te gusta?

—Yo no... no soy, es decir, no podría.

—Claro que sí, en ningún lado está escrito que debes ser un omega, basta que lo desees y yo estaré para darte todo lo que quieras.

El pelirosa corrió con los ojos cristalizados hasta su alfa, su cabello estaba un poco más largo y le hizo cosquillas a Jungkook en el rostro.

—Me encanta, gracias alfa.

—De nada, bebé, todo para mi lindo alfa.

Jimin se soltó de Jungkook y fue al nido acomodándose entre todas las mantas, se sentía tan bien, se respiraba una paz sintiendo una gran comodidad y todo porque estaba rodeado del profundo olor de Jungkook, tan embriagante y tranquilizador.

—Ven —llamó haciéndose a un lado.

Jungkook pasó y se quedó al nivel de su vientre repartiendo besos que le causaron cosquillas al pelirosa, subió el enorme abrigo y empezó a delinear su tatuaje.

Jimin cerró los ojos deleitándose en las caricias del alfa.

El mayor se acomodó mejor para que sus labios quedaron justo bajo su ombligo y habló palabras dulces al pequeño que crecía en el vientre.

Un sentimiento extraño le invadió, subió la mirada y se encontró con Jimin a punto de llorar, se incorporó haciendo que el pelirosa se sentara justo en su regazo.

—Ya estamos bien, Jimin.

—Lo sé, es que nunca imaginé encontrar a alguien como tú —hipó.

—Ni yo, pero este es nuestro ahora, somos destinados, en cualquier momento nos íbamos a encontrar —dijo cuando pudo sentir el temor de su alfa creyendo que pudo no ser capaz de hallarlo.

—De una u otra forma siempre nos encontraríamos ¿verdad?

—Claro que sí —empezó a recorrer su mentón con besos.

Jimin ladeó el rostro permitiendo que su alfa causara estremecimientos en su cuerpo.

Gracias a los toques, su ropa interior se empezó a mojar, haciendo que Jungkook lo besara y tocara de una forma más tentadora.

—Yo te amo —ahogó un jadeo cuando su alfa le apretó la cintura, justo donde el pelinegro descubrió que era sensible.

—También te amo —buscó sus labios queriendo saciar la sed de Jimin.

El mayor introdujo su mano por sus pantalones apretando la piel de sus glúteos.

Le besó entre jadeos mientras escabullía sus dedos entre su ropa interior.

—Kook, te necesito —rogó bajo las caricias, empezando un vaivén con sus caderas, sintiendo cómo Jungkook crecía bajo sus movimientos.

—Todo lo que tú quieras —con Jimin sobre sus piernas lo hizo acomodarse a modo que sus piernas quedaran a los costados, de frente lo volvió a besar ayudándole a despojarse de su ropa, Jimin incrementó el movimiento cuando un calor le recorrió la piel.

Jungkook besó sus clavículas apretándolo para mantenerlos unidos, el pelirosa metió sus manos hasta el cierre del pantalón de su alfa y con gran agilidad le ayudó a liberarse, Jungkook también aprovechó para bajarle la cremallera.

Se deshicieron de su ropa quedando totalmente desnudos.

Jungkook apoyó su espada contra la pared, Jimin seguía sobre él, el pelinegro buscó uno de sus pezones pegando sus labios a la piel sensible dando pequeñas succiones, a su alfa le encantaba que les diera cariño.

Jimin gimió en altas melodías al ritmo de sus movimientos, clamando y rogando para que su deseo fuera apaciguado.

Jungkook tomó su propio miembro y lo ajustó en la entrada del alfa ayudándole a que se adentrara, Jimin extasiado se dejó caer sobre su hombro.

Pasó el brazo por la espalda baja de su alfa, lo acercó aún más para cerrar la poca distancia.

Sus bocas se buscaron necesitadas y agonizantes, el calor de sus cuerpos parecía incrementar.

Jungkook clavó las yemas de sus dedos en la piel de la cadera del pelirosa, incitándole a moverse —Vamos, bebé.

Jimin, obediente, inició un pequeño remolino, con su cabeza acomodada sobre el hombro de Jungkook, lo deleitó con las repetidas menciones de su nombre en diferentes tesituras, lo deleitó con sus delirantes gemidos y sus exigencias de querer más y más, lo quería todo de él.

Jimin creyó ver estrellas cuando en un movimiento ágil Jungkook lo acomodó sobre la cama dejándolos de lado, Jungkook se abrazó a su pecho con su rostro pegado a su nuca, el golpeteo de sus caderas contra su parte trasera le hicieron derramar un par de lágrimas de puro placer, Jungkook no dejaba de besar ciertas partes de su espalda.

La galaxia se pintó cuando cerró los ojos al sentir su esencia salir y a Jungkook derramarse en su interior, las embestidas fueron bajando y como siempre Jimin apretó los brazos de su alfa a su alrededor para recibir su nudo.

—¿Te encuentras bien? —preguntó el mayor acariciando su vientre.

—Mejor que nunca, gracias, Kook.

—¿Sabes cuál es mi olor favorito? —preguntó tentador.

—No, no lo sé —con una sonrisa en el rostro se apegó más al alfa.

—Es el del aroma que dejas en mí después que hacemos el amor.

—¿Qué dices?

—Hueles a que soy tuyo y tú eres mío —besó su piel con cariño—. Es como si te quedaras impregnado en mí y me encanta eso.

Y así sus aromas bailaron en perfecta mezcla en el ambiente, arrullándolos hasta quedar dormidos.

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